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Despierto y las paredes de mi habitación tienen unos colores muy extraños. Los objetos se vuelven humo y mis manos se disuelven cual líquido. ¡Necesito ayuda!Trato de suplicar por ayuda desde mi cuarto, sin embargo, nada ocurre. Es como si mi voz fuera muda. Me siento cada vez más débil, es como si me consumiera con la habitación; ella se evapora, yo me derrito. ¿QUÉ DIABLOS ESTÁ PASANDO?, trato de gritar de nuevo pero es inútil. Vuelvo a observar mi cuerpo, mis piernas se derriten y mis brazos se riegan sobre la cama. Quiero arrastrarme por ella pero me es imposible, observo, esta empieza a caer, tal vez el suelo también se distorsiona, no lo había notado. No sé qué hacer, todo es confuso y extraño. Los vapores de todo este caos se condensan en una nube extraña. Surge una lluvia de gotas multicolor. Mi cuerpo aún sigue derritiéndose. Siento un extraño vacío en mi estómago. Esto es una pesadilla hecha realidad…cierro mis ojos, siento un escalofrío en todo el cuerpo… y de repente me veo otra vez en mi cama. Al parecer todo había sido simplemente una pesadilla. Mi respiración está muy agitada. Desconfío de todo lo que me rodea. Mi cuerpo tiembla, mi visión es borrosa. Tengo miedo. Observo el cuarto desde mi cama para asegurarme de que todo fue un sueño, sin embargo algo no está bien, siento que algo no encaja en el conjunto de mi habitación (lienzo hecho por mí en la parte superior de mi cama, las dos mesas de noche -una a cada extremo- la ventana a la izquierda y la puerta a la derecha). ¿Qué es eso? Comienzo a oír un extraño ruido, es como un chillido, miro al techo y junto al bombillo hay un raro isecto. Es un Calleta Silkmoth gigante. Lo observo por un tiempo. Sus grandes alas, su cuerpo alargado, su piel babosa de color verde oscuro con manchas naranjas y las grandes agujas blancas que salen en punta de todo su cuerpo me asquean profundamente. De repente esta vuela hacia mi lienzo. Se posa sobre él. Mi corazón empieza a latir cada vez más fuerte, las venas de mis ojos se brotan cada vez más por todo el pánico que me ahoga. No sé qué hacer. Instintivamente tomo un zapato que del suelo y me acerco a él. No me importa el lienzo, solo quiero matar aquel insecto asqueroso. Lanzo el zapato pero solo logro aplastarle un ala debido a su gigante tamaño. Lo poco que queda de su ala en la pared forma una extraña mancha babosa de color rojizo. Aturdido por el golpe y por la de perdida de una de sus alas, trata de volar de un lado a otro, parece desesperado. Finalmente se desploma. Aun no termina. De repente, el insecto se abre por la mitad. Un fango extraño sale de él. No es fango, son más insectos -como el que había matado-, solo que más pequeños. Es horrible. Empiezan a volar a mi alrededor emitiendo ese fastidioso chillido. Es como el rechinar de un tablero de clases o como una flauta desafinada. Sigo aplastando insectos, pero cada vez que los aplasto, extrañas manchas de color rojizo se vuelven otra de fango nuevamente. Cada vez más insectos me rodean.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                       Ilustración de: Juan Camilo Muñoz. 11º.

 

Estoy desesperado. Me pregunto qué pasa con mi madre. Parece que nadie escucha los chillidos. Trato de gritar, pero me arrepiento. Tengo miedo de  estos bichos. Tengo mideo que entren por mi boca. Mi visión es cada vez más borrosa y mi frente se calienta como si tuviera fiebre. Una vez rodeado por todos estos insectos empiezo a sentir como la nube que me rodea muerde cada pedazo de mi piel. Siento como cada uno de los insectos con sus pequeñas mandíbulas, estiran mi piel como si trataran de arrancarla, pedazo por pedazo…El dolor es insoportable, ya que algunos insectos han logrado arrancarme pedazos de piel. Por lo que mi pijama se empapa de sangre, y el fango rojizo empieza a tragarse mi cama. Al ver esto, intento correr hacia la puerta, sin embargo, cuando toco el suelo, este empieza a hundirse. Miro atrás y  a mi cama le pasa lo mismo. Toda la habitación se hunde. Vuelvo a gritar, pero creo que nadie me escucha porque no recibo respuesta o ayuda alguna. Cada segundo me hundo aún más y los insectos se vuelven cada vez más molestos. Han entrado en mi piel y siento como sus pequeñas patas rasgan mis músculos, como sus mordiscos son cada vez más profundos y dolorosos. Tambien el fango ha entrado en mi. Es como un ácido, pues siento que todo mi cuerpo arde como si me estuviera quemando. Al fin quedo totalmente sumergido en ese suelo movedizo. Cierro los ojos. Vuelvo a sentir ese extraño vacío en el estómago. Es como si cayera -¿de dónde?-. De repente, despierto (¿otra vez?). Mi corazón late a mil por segundo mi cuerpo suda terriblemente. Miro rápidamente todo a mí alrededor. Me paro de mi cama (siento un extraño cosquilleo en el pie). Voy a buscar a alguien en la casa. Pero no hay nadie, sin embargo veo algo en a cocina. Es un pequeño tarro y tiene una nota que dice: “Para que no alucines mientras no estamos. Att: Tu mamá”. Intrigado, meto mis dedos en el frasco, siento como si algo subiera por mi piel, algo baboso. Sacó mi dedo rápidamente sin soltar el tarro y trato de ver lo que hay dentro. Es como si el mismo frasco se hubiera tragado la luz, porque de un momento a otro todo se torna oscuro. La única luz que observo sale del interior del frasco. Es como si fuera una linterna. De un momento a otro comienzan a salir babosas brillantes con un aspecto parecido al del petróleo. ¡Todo se torna tan asqueroso! Aún sostengo el tarro. pero al cabo de unos segundos lo suelto. Ahora me encuentro corriendo en la oscuridad, no sé a dónde voy, no sé cuál es el riesgo que corro si me dejo alcanzar por las babosas, solo sé que quiero volver a mi habitación. De un momento a otro, escucho uno eco, que parecer ser de una mujer que me dice: “Despierta…”. Trato de seguir el sonido acelerando más el paso, pues ya comienzo a sentir como las babosas trepan por mi pierna y mojan mi pantalón con su baba...Voy tan rápido que me atropello con lo que parece ser mi puerta, así que comienzo a buscar con la mano la perilla. Apenas la siento, la giro, entro y de un golpe cierro la puerta. Después de esto me quedo observando la puerta. La oscuridad se ha ido. Mi respiración se acelera más mientras escucho cómo las babosas se pegan a la puerta, cómo tratan de entrar. Al poco tiempo ésta toma un tono como el de las babosas. Me siento paralizado, pero la luz me alivia un poco. Mi respiración se normaliza y simplemente me acostumbro a los golpes de la puerta, así que decido analizar la mano en la que sentí aquella baba y me doy cuenta de que está toda recubierta de aquel tono negro, además, se formaron coágulos que emiten un hedor que me producen náuseas y ciertas partes están burbujeando. Al ver todo este espectáculo en mi mano, trato de oprimir los coágulos, explotándolos uno por uno. Es asqueroso, pues de ellos brota una sustancia verde… que amplifica el hedor. Vomito el suelo, lo que me deja ese desagradable aroma en la boca. Pero hay algo extraño en mi vómito, pues tiene un extraño tono azul oscuro y de él no brota ese hedor -como el de los coágulos- brota es un aroma delicioso, un olor a perfume. Un perfume dulce, de mujer… se me hace totalmente extraño así que me agacho para ver lo que había vomitado y para mi sorpresa de este empiezan a salir mariposas del mismo tono, que poco a poco me rodean, me envuelven en ese perfume y al mismo tiempo se clavan en mi piel. Como si infinitas agujas fueran enterradas en todo mi cuerpo, es doloroso, pero no me altero. No sé por qué. Es como si las mariposas me estuvieran momificando y yo simplemente no hago nada para detenerlas.Ya terminaron, no veo nada y desde mis ojos hasta el dedo gordo de los pies me arde. Es como si esas pequeñas agujas que me clavaron, me transfirieran un líquido frío que entra por mis venas y se queda ahí. Estancado, quemándome todo el cuerpo. No me desespero y simplemente espero a que vuelva esa voz de mujer que me diga: “Despierta…”

ESQUIZOFRENIA

POR: ALEJANDRO AQUITE. 10º

(a)

Anonimatum

EQUIPO DE COMUNICACIONES DEL INSTITUTO

SAN BERNARDO DE LA SALLE

Página creada por Mateo Isaac Laguna Muñoz. (2014)

Director de medios del Equipo de Comunicaciones del Instuto San Bernardo de La Salle. Anonimatum.

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